El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, está lleno de humor, de ironía. Pero en un momento el relato deja a un lado ese tono juguetón y se pone inmortal: la escena en que Virginia, la chica, reza toda la noche por el fantasma, así él puede continuar su camino al cielo y dejar de arrastrar sus cadenas por la tierra.
A solas con el fantasma, Virginia aprende lo que es la vida, lo que es la muerte y que solo el amor vence a la muerte. O por lo menos eso le dice a su papá al otro día, cuando el fantasma ya es historia.
¿Cómo renovar la sentencia “el amor vence a la muerte”, que viene desde los tiempos bíblicos? ¿Cómo darla vuelta como quien analiza un cubo mágico? La vida, y su contracara la muerte, y en el medio el amor, rompiéndose uno a otro.
En esta yunta, el amor y la muerte dialogan de libro a libro, uno del Siglo XXI por Juan Cárdenas, y el otro de la primera parte del siglo XX y por una escritora de Bolivia, María Virginia Estenssoro. Dos obras extremadamente originales para encauzar temas clásicos desde una mirada disruptiva.