Sextante, dedicada a la traducción.

Refractando los rayos del sol en sus espejos y apuntando al horizonte, el sextante le permitía al navegante determinar la latitud exacta en la que se encontraba. Ahora imaginemos al globo terráqueo surcado por océanos, y detrás de ellos, los cientos de idiomas y las escrituras en esos idiomas que esperan a que alguien las transporte a otra existencia posible, en otra orilla, en otra lengua. La luz del sol es el idioma extranjero; la costa, el idioma al que se llegará; y el sextante el traductor y su complejo oficio que expande fronteras. 

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